noviembre 14, 2009

Calendarios y escritura


Al principio, el calendario y el sistema de escritura se reducían a un conjunto elemental de símbolos que se usaban para contar y nombrar Ias cosas, como vemos en Ias Ilamadas estelas 12 y 13 de Monte Albán, donde el número 5 se representa como un dedo humano y el uno como un primitivo punto. Desde entonces, hace 25 siglos, se asociaban los números a símbolos (glifos), rostros y figuras humanas, para dar nombre a Ias personas y a los lugares, y para marcar Ias fechas de los sucesos. Así, por ejemplo, el nombre de una persona se componía de un número y un glifo, dependiendo deI mes, día y año en que le había tocado nacer.

Ése es el caso de Ias lápidas más antiguas de Monte Albán, que se conocen popularmente como Los Danzantes. En ellas los glifos designan con un nombre a los personajes. Don Alfonso Caso, el famoso arqueólogo que exploró Monte Albán, también descubrió que había una correlación entre esos símbolos representados en Ias estelas y los sucesos ocurridos en ciertas fechas, por eso se dio a Ia tarea de identificar tanto los glifos como a los personajes, tarea que después le proporcionó una serie de asociaciones que le permitieron acercarse a desentrañar el significado de los mensajes escritos en Ias lápidas y Ias estelas, que habían sido empotradas en los muros de los grandes edificios, o bien clavadas en los pisos para que el público Ias viera, conmemorando algunos de los templos más importantes.

En una época más tardía, alrededor dei año 100 de nuestra era y en adelante, ser un huezeequichi, escribano o escritor, un huecaayye, pintor, o un tocaayayye, escultor, era una gran empresa intelectual a Ia que podían dedicarse sólo unos cuantos.

Los que escribían, pintaban o esculpían tenían que haber recibido una rigurosa educación desde su nacimiento; sus padres generalmente eran huezeequichi que los habían instruido en Ias artes y en el conocimiento de los glifos y Ia escritura. Con mucha disciplina aprendían desde muy jóvenes, pero sólo los escribanos maduros y ancianos tenían permitido grabar Ias imágenes que serían expuestas en Ia Gran Plaza de Monte Albán y en los edificios más importantes de Ia ciudad.


Estas representaciones permitían transmitir a Ia población Ia memoria de los eventos importantes, Ias tradiciones y un código de cuantificación para marcar los acontecimientos anuales, los meses y los días, es decir, un calendario.


Los zapotecos poseian dos calendarios:

El primero llamado Yza: tenía 365 días agrupados en 18 meses. Utilizado para las cosechas, estaba organizado en 18 meses de 20 días cada uno, contaba al final con un periodo de cinco días.

El segundo era Piye: tenía 260 días repartidos en 13 meses. Utilizado para ponerle nombre a los recién nacidos, estaba dividido en meses de 20 días.

El registro y medición del tiempo y la observación de los ciclos astronómicos, fueron realizados por los zapotecas desde épocas tempranas e incluso se presume que fueron ellos quienes inventaron los calendarios y la medicion del tiempo y no los mayas a quienes se les atribuye tal reconocimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario